La persuasión en el marketing: reciprocidad

Hoy arranco una nueva serie de post en los que quiero hablaros sobre un aspecto fundamental a la hora de comunicar. Para empezar, vamos a ver la persuasión en el marketing: reciprocidad.

En cada post veremos una variable diferente dentro del arte de la persuasión, su papel partiendo de la estrategia de marketing y cómo ello se verá reflejado en los sucesivos procesos de comunicación.

Los humanos somos tremendamente susceptibles a la persuasión. Esta afirmación está totalmente relacionada con un reciente post que te invito a leer: El comportamiento susceptible en el marketing.

La persuasión está fundamentada en la influencia social. Poseemos creencias, actitudes, intenciones, motivaciones y comportamientos que nos hacen ser influenciables.

Con técnicas de persuasión en comunicación se pueden provocar cambios en el comportamiento de un consumidor o usuario. El poder de las palabras es absolutamente brutal, como podrás comprobar en este otro post: Recuerdo de palabras emocionales.

La persuasión en el marketing: reciprocidad
La persuasión en el marketing: reciprocidad

La persuasión en el marketing: reciprocidad

En el caso de la variable reciprocidad, dentro de un entorno de persuasión, nos referiremos a cierta obligación provocada por devolver cierto «favor» a alguien que nos ha ayudado a nosotros de forma previa. Lo recíproco actúa como un boomerang.

Veamos algún ejemplo: imagina que llegas a casa y ves a un vecino o vecina cargado de bolsas y te dispones a ayudarle. En ese momento abres el proceso. Más adelante, en la misma situación o similar, es muy probable que ese vecino o vecina quiera ser recíproco y buscar el momento y la manera de echarte una ayudita (no ocurre siempre, no podemos generalizar, es solo un ejemplo).

Este hecho llevado a entornos empresariales para ser utilizado en nuestra estrategia de marketing y posteriormente comunicarlo puede funcionar de muchas formas, pero siempre hay que basarse en unos principios basados en el efecto sorpresa, destacando algún aspecto que haga el momento recordable.

Por ejemplo, felicitando a uno de tus clientes su cumpleaños. Piensa en cómo va a recibir la mayor parte de las felicitaciones en su días más especial y busca la manera de sorprenderle. Estaríamos hablando del efecto sorpresa, de crear un micromomento especial y emocional que genere el recuerdo y, finalmente, genere la sensación de reciprocidad en el destinatario. Solo es otro ejemplo.

Ahora te toca a ti pensar si la reciprocidad puede ayudarte en algo. Seguro que si. Garantizado.

Photo credit: Cristina63

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