Hoy os traigo un ejemplo de cómo generar sentido de pertenencia con una marca ciudad: Amsterdam.
I am Amsterdam es una marca ciudad que bajo mi punto de vista es perfecta en un prisma marketiniano. Hay numerosos motivos que me hacen pensar así.
Versatilidad
Yo soy Amsterdam, esté donde esté, puedo sentir este claim. Pero también Yo estoy en Amsterdam, cuando me siento en la ciudad y me hace sentirme identificado. Qué interesante es que esta versatilidad genere que los niveles de recuerdo sean muy altos e intensos, gracias a que permite vivir experiencias únicas identificadas con una ciudad única.
Equilibrio
Posee un equilibrio perfecto entre los atributos de marca funcionales y emocionales. Los funcionales especifican de forma perfecta e inequívoca el nombre de la ciudad. Los emocionales hacen alusión al sentido de pertenencia a la ciudad. Juntos forman una marca envidiable.
Sencillez
Bajo el principio menos es mas su construcción gráfica es sencilla, clara, concisa, inequívoca, recordable. Todo ello la hace aún más amigable si cabe, tanto para ciudadanos como para visitantes, facilitando el que se hable de ella y se le integre en cualquier tipo de comunicación.
Interacción
Precisamente por su sencillez, sumada al alto nivel de pertenencia que genera tanto en ciudadanos como en visitantes, su nivel de interactividad se dispara. Con elementos básicos como su tipografía ubicados en diferentes puntos de la ciudad, el recuerdo de marca permanece muy vivo de manera constante, impactando continuamente.
Cosmopolita
La marca no entiende de propietarios, se deja llevar por cualquier persona, es más, lo pide a gritos. Si esta marca fuera una persona sería probablemente la más amable y querida del mundo. Posee altos niveles de humanidad, porque genera sentimientos y sensaciones muy positivas.
Insisto, para mí uno de los mejores ejemplos que nos podemos encontrar en el atractivo mundo del citybranding.
Photo credit: Sergi Heredia