Este concepto es originario del teatro y el cine. Se refiere a la ruptura de la barrera invisible que separa al espectador de la acción, involucrándolos activamente en la narrativa.
Aplicado al marketing, implica hablar directamente al consumidor, reconociendo su presencia y haciéndolo parte de la experiencia. La idea es generar impacto emocional y vínculo con la marca.