Los titulares son la primera impresión, el motivo que determina si un mensaje capta la atención o se pierde en el ruido.
Pero, ¿qué hace que este enfoque sea tan efectivo?
La simplicidad es un proyector de la claridad. Un titular breve no satura al lector con información innecesaria. Al contrario, lo orienta con precisión hacia un mensaje específico. En un entorno saturado de contenidos, cada palabra cuenta.
Los titulares largos y complejos provocan el riesgo de confundir, además de agotar la atención.
En contrapartida, la brevedad funciona porque está en sintonía con la forma en que nuestro cerebro procesa la información: rápido, intuitivo y siempre buscando simplificar.