Hoy quiero hablaros de algo especial: Productos que resucitan de manera improvisada y sorprendente.
En estos días, estamos escuchando hablar de nuevo de las… cintas de cassette! Aunque nos parezca mentira, parece que una frase que he escuchado muchas veces vuelve también: todo vuelve, todo tiene un ciclo.
Perfiles de todo tipo y opiniones de todo tipo, eso es lo que tenemos en el mundo actual. Toda esta diversidad y la constante necesidad de plantear novedades hace que en ocasiones alguna marca se decida a echar la vista atrás para ver qué puede recuperar, eso sí, aportándole su toque actual.
Productos como la cinta de cassette, producto obsoleto y aniquilado para unos, se presenta para atraer la atención de los nostálgicos trendy como objeto de culto, al igual que los discos de vinilo o la cámara fotográfica Polaroid.
Qué interesante es este tipo de sucesos, que desafían al entorno actual basando su regreso en el poder de la nostalgia. Te recomiendo leer este post anterior: El marketing de la nostalgia.
Este tipo de productos de culto provoca en el consumidor un vínculo intenso, que hace que la posesión tenga matices más delicados y sentimentales hacia los mismos.
Representan ciertas señas de identidad, creencias u otros factores basados en experiencias pasadas. Es todo un mundo para analizar con tranquilidad y del que podemos extraer numerosos insights referentes a nuestro comportamiento como consumidores.
Una marca capaz de rescatar este tipo de productos debe tener muy en cuenta que el enfoque no puede ser pasajero, sino que el regreso en este sentido ha de tener sentido (nunca mejor dicho).
Otros célebres ejemplos son el sifón, la soda o el vermut que llegan de forma más o menos rápida se reposicionan, encuentran su hueco y hasta son capaces de crear auténticos expertos en el uso de los mismos en cuestión de días.
El consumidor quiere ser protagonista y esta es una manera de ponérselo en bandeja.
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