Otro buen ejemplo para mi sección de productos singulares: Solo per Due. Solo para dos, es el nombre del restaurante más pequeño del mundo. Un claro ejemplo de estrategia de unicidad con este slogan de alto impacto.
La declaración de intenciones es sencilla y clarísima: solo dos comensales serán los afortunados para vivir la experiencia de comer o cenar cada día en este lugar único.
Solo per Due está ubicado en un pequeñísimo pueblo italiano llamado Vacone, en la región de Lazio próxima a la capital Roma. El restaurante cuenta con una villa del siglo XIX con numerosas sorpresas en todo su espacio.
Su propuesta gastronómica es cosa del chef Remo Di Claudio y dicen que su menú sin incluir bebidas como champagne o algún que otro vino tiene un precio 250 € por comensal.
Solo una mesa, solo dos silla, solo tu y quien tu elijas
Se trata de ser un protagonista absoluto y de vivir una experiencia realmente salvaje.
Si piensas que esto es de locos, efectivamente lo es y por ello su lista de espera trae cola. Es lo que tiene crear este tipo de estímulos y atreverse a provocar a un público que puede pagarlo y lo pide a gritos.
Personas de todas las partes del mundo hacen lo imposible por ser los protagonistas por un día de este mágico lugar. Cosas del ego y posiblemente de la sensación de urgencia y escasez.
Un lugar lleno de historia, además, pues en el recinto se encuentran los restos de una villa romana y se dice que fue la casa de campo que perteneció al poeta latino Horacio. Un espacio idílico, de clima cálido, con maravillosas vistas sobre un valle salpicado de olivos y viñedos.
Dicen de Solo per Due que es un lugar donde el tiempo se detiene. No es para menos. Único, singular, impactante. Todo un reto para vivir al menos una vez en la vida.
Photo credit: Solo per Due
