Provocar es una palabra demasiado bonita

Provocar es una palabra demasiado bonita, si. Puede parecerte raro que diga esto, pero lo digo desde mi óptica personal y desde mi dedicación marketera, en la que constantemente hemos de pensar en cómo provocar al público objetivo.

En mi día a día en el mundo del marketing provocar es una actitud. La provocación debe ser constante en ideas, en mensajes, en llamadas a la acción, en sentimientos, en percepciones, en sensaciones, en conexiones, en asociaciones de ideas, en interacciones, …finalmente en emociones.

A cada momento en este mundo se suceden las oportunidades y la provocación juega un papel determinante. Y cada vez que conseguimos una provocación se produce el tan conocido efecto mariposa, cuya definición es que dadas unas condiciones iniciales cualquier efecto provocador genera que se evolucione sucesivamente en sucesos completamente diferentes e incluso imprevisibles.

Las marcas que entienden los paradigmas y las interrelaciones con los públicos de hoy, saben que la provocación es fundamental

Solo por esto ya tiene sentido pensar que efectivamente provocar es una palabra demasiado bonita.

Quizás por eso tienen tanto éxito estrategias que deriven en acciones directas de marketing viral o de marketing de guerrilla, que provocan sensaciones y emociones inmediatas y que seguramente (si están bien enfocadas) no dejen indiferente a nadie.

Provocar es arrancar de tu público aquello que tienen en su interior y que difícilmente van a sacar afuera de otro modo, provocar es una actitud que combina el push (golpeo que desata las emociones) para pasar al pull (arrastre de esas emociones hacia tu marca).

¿Te has preguntado alguna vez si tu marca provoca? Si la respuesta es afirmativa, ¿tu marca provoca sensaciones que te aportan valor? Espero haberte provocado a pensar en ello y te haga ser más consciente de la importancia que tiene. Provoca, luego existes.

Photo credit: u-createcrafts