Hoy es turno de otro anglicismo que se ha implantado perfectamente en nuestra red de conceptos, al igual que el que vimos en el post anterior, el Big Data. El post se titula: Qué es una smart city.
Una ciudad inteligente es un modelo de ciudad eficiente basada en un tipo de desarrollo urbano sostenible. Para alcanzar niveles de smart city hay una variable clave: la inversión. Pero no es una inversión cualquiera, sino una inversión también de convencimiento estratégico por querer hacer las cosas bien.
Inversión en capital humano para alcanzar altos niveles de conocimiento y promover el talento de los ciudadanos, inversión en infraestructuras energéticas, logísticas y, sobre todo, tecnológicas, que permitan alcanzar niveles de convergencia óptimos para el desarrollo sostenible e inversión en la gestión de los recursos disponibles al alcance de la ciudad, tanto culturales, como históricos o medioambientales.
Para ello, una vez más es necesario tener un excelente control del ROI (retorno de la inversión). La medición (y en este caso más si cabe) es un factor clave que nos dará las pistas necesarias en los siguientes pasos como ciudad inteligente.
Es indudable que la comunión entre gestores de la ciudad y ciudadanos en este sentido de smart city ha de ser muy notorio
Por ello, el sentido de pertenencia a la ciudad por parte de unos y otros ha de tener una gran fortaleza.
También resulta de vital importancia que haya habido un paso previo antes de pensar en llegar a ser una smart city: tener desarrollada una marca ciudad, con un plan de citymarketing en el que se pongan en juego aquellas ventajas competitivas de la ciudad y que permitan ser la punta de lanza para dar este siguiente paso natural.
Si quieres conocer más sobre el mundo de las smart cities, puedes consultar estas webs en la que descubrir mucha info: www.redciudadesinteligentes.es y www.smartcities.es.
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