Vamos a intentar ubicar y conocer qué son las neuronas espejo. ¿Te suenan, verdad? Estas neuronas tan singulares se activan en el momento en el que observamos a otra personas realizar una acción concreta.
Si ves a alguien, te cruzas la mirada y te sonríe, tu le sonríes (seguro que conoces a alguien a quien no le suceda esto, siempre lo hay). Si ves una escena dolorosa y casi sientes ese dolor en ti o si ves una escena en la que una mamá está acariciando sensiblemente a su bebé, posiblemente tus neuronas espejo se pongan en marcha.
El espejo es el reflejo. El ser humano es capaz de interpretar cómo siente y cómo se emociona otra persona, aunque no la conozca de nada. Ya hablamos una vez de la empatía, esa capacidad cognitiva que tenemos los seres humanos de percibir, dentro de un contexto común, lo que otro individuo es capaz de sentir, representando un sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra.
Disponemos de un lenguaje sin palabras de valor incalculable
Somos capaces de interpretar mensajes y propuestas simplemente percibiendo movimientos, gestos e impulsos.
Las marcas aprovechan este impacto de nuestras neuronas espejo en las decisiones de compra o en el afecto que podamos llegar a profesarles, con situaciones parecidas a las que vimos hace poco en el post del Efecto Halo.
La empatía nos generara una reacción determinante para que efectuemos el efecto imitación. Imágenes generadoras de contenido emocional que busca empatizar con el consumidor y provocar un efecto imitador hacia iconos de marca que con sus actitud provocan ese Efecto Halo que comentábamos. Esta podría ser una secuencia lógica en forma de cadena de reacción para plantear en una estrategia de marca.
Todo absolutamente por descubrir en este mágico mundo de la neurociencia y todavía más cuando se aplica al mundo del marketing.
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