En mi constante búsqueda de propuestas de mercado divergentes me he encontrado con un muy «heavy». Se trata de Recompose, el proyecto de reciclaje de seres humanos al morir. Este concepto puede generar mucha controversia, ya que no estamos acostumbrados a ver planteamientos así.
En su día ya descubrí Urna Bios, que me parece una idea muy atractiva, con una segmentación emocional brutal. El producto plantea cambiar la muerte por la vida, introduciendo las cenizas de la persona fallecida en una pequeña urna diseñada con materiales biodegradables. En ella, se coloca la semilla de un árbol para que germine. Sorprendente, ¿no?
En este caso, Recompose fundamenta su propuesta en el compostaje humano, algo que suena realmente complejo. El proyecto plantea una especie de posibilidad de regresar a la Tierra. Lo más curioso de todo es que esto ya es una realidad en el estado de Nueva York. A partir de ahí, ya solo es cuestión de tiempo que el concepto pueda extenderse y generalizarse. Aunque, en la actualidad, esto es solo una posibilidad.
Morir es una actividad de reciclaje en Nueva York
Sin duda, una llamativa noticia de actualidad de la ciudad norteamericana. Allí se ha aprobado una ley que legaliza el proceso denominado reducción orgánica natural. Una de las principales razones que se argumentan para ello es el factor ecológico. Un enterramiento clásico requiere del uso de productos químicos, que pueden acabar filtrándose a la tierra. Por su parte, la incineración genera cifras toneladas métricas de emisión de dióxido de carbono cada año realmente altas.
El proceso de compostaje humano comienza con el cuerpo de la persona difunta cubierto con virutas de madera, o materiales orgánicos similares. Se almacena durante semanas en un contenedor preparado para dar paso a la transformación. A través de aire caliente, microorganismos van desarrollándose. Es importante haber retirado cualquier tipo de material no orgánico (como marcapasos o materiales procedentes de cirugías).
Tras un tiempo estimado, el contenedor se abre para obtener la tierra que se empleará para dar una oportunidad a nuevos organismos. Con este proceso, se ahorra alrededor de una tonelada métrica por cada cuerpo compostado.
Sin duda, una propuesta polémica que no deja indiferente. Pero, al fin y al cabo, una alternativa «eco» a un tema realmente complejo.
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