Segunda entrada de la serie de posts sobre las 5 etapas del pensamiento critico: Reconocer las barreras o prejuicios.
En cualquier momento todos nos vemos expuestos a variables que interfieren en que podamos pensar con claridad, precisión y equidad.
Son barreras que nacen, por una parte, de las limitaciones humanas naturales y no intencionadas.
Por otro lado, existen las que están claramente calculadas y manipuladas con toda la intención.
Sea como sea, quien desarrolle el pensamiento crítico debe comprender el modo de reconocer y evitar o minimizar estas barreras.
Podemos decir que éstas pueden clasificarse en cuatro categorías, que vamos a comentar seguidamente.
5 etapas del pensamiento critico: Reconocer las barreras o prejuicios
Limitaciones humanas básicas
Aquí cuenta la individualidad de cada personas, que posee unas condiciones particulares al resto.
Como seres humanos todos tenemos imperfecciones, de un modo u otro, aspecto que condicionará el escenario individual.
Las experiencias, percepciones y conocimientos, entre otras variables, serán sesgos que condicionen el entendimiento del mundo.
De ello depende la objetividad y claridad con la que podamos enfrentarnos a un ámbito concreto a la hora de pensar.
Uso del lenguaje
El uso del lenguaje resulta fundamental para el pensamiento crítico.
Una correcta y adecuada elección de las palabras puede llevar a diferentes escenarios.
La verdad, la verdad a medias, el desconcierto, la confusión e incluso el propio engaño pueden depender de unos matices.
Un claro ejemplo de ello es el lenguaje publicitario o el lenguaje político, donde solemos ver cualquiera de estas variantes de manera constante.
Falta de lógica y percepción
Aquí nos encontramos diversas falacias y sesgos cognitivos que ya hemos desarrollado en varios posts anteriores en el blog.
Consultar info sobre sesgos cognitivos (clic aquí)
Consultar info sobre falacias (clic aquí)
Trampas y escollos psicológicos y sociales
Pueden ser debidas a a fallos psicológicos o sociológicos como algunas falacias y prejuicios cognitivos.
Por ejemplo, la falacia ad hominem o el argumentum ad verecundiam.
Photo credit: Pinterest