No se hacerlo de otra manera, lo confieso y quienes me conocéis lo sabéis. En estos días por la ciudad de Medellin donde estoy teniendo una clase, jornada, ponencia, encuentro, reunión, etc. mi manera de afrontarlo todo es fiel a unos principios.
Salgo hacia una cultura diferente a la mía, a la que me adapto a las mil maravillas pero siempre manteniendo mi esencia.
La cercanía natural, no la forzada, te hace crear un espacio acorde con las relaciones sociales agradables, frescas, sinceras, honestas. Entiendo el mundo así y así es como lo hago.
Me encanta ver cuando acabas cualquiera de estas clases o jornadas que alguien se acerca a ti a preguntarte, a darte la mano o simplemente a decirte gracias. Qué valor tiene eso para mí. En una sociedad en la que no acostumbramos a recibir el agradecimiento, esta ciudad me acoge y me trata de forma excelsa por lo general. Pero no solo a mi, sino a quien está dispuesto a entregar algo a la ciudad, a sus gentes y a colaborar en un progreso cierto y palpable.
No se no dar las gracias. Porque yo también me siento agradecido por la oportunidad de compartir, por recibir las puertas abiertas. Dejarme hacer, ser yo, dejarme expresar lo que siento y cómo lo siento. Este es un lugar mágico para escupir emociones y compartirlas.
Al igual que me encanta que otras personas me regalen su conocimiento, el poco que yo pueda tener lo comparto, lo abro al mundo. Es así como te nutres de más conocimiento, de la grandeza de colaborar y no tener miedo a nada, pues estamos en el mundo para crear.
No se hacerlo de otra manera. Perdonadme si soy poco protocolario en mis maneras de hablar o en mi presencia, pero soy fiel a unos principios de hacer y no de aparentar. Los de la foto comparten al 100% esto y yo aprendo de ellos. Seguimos!
Photo credit: Francisco Torreblanca