Hoy quiero hablaros sobre una curiosidad mas: El storytelling de nuestras contraseñas.
Piensa en tus contraseñas. Las de acceso a tu mail, a tus redes sociales, a cualquier portal en la que tengas que registrarte, etc.
En muchas ocasiones (que incluso usamos repetidamente) la elección de nuestra contraseña de primeras posee un componente emocional indudable e incluso una historia anexa a la misma llena de curiosidad.
El nombre de una mascota a la que queremos, una serie de números que nos atrae, nuestro superhéroe favorito, … Elegimos nuestra contraseña con frecuencia con un enfoque emocional.
Es precisamente esa emoción la que hará que nos acordemos de la contraseña, aunque luego puede pasarnos que si diversificamos mucho en la elección de elementos emocionales para diversas contraseñas no sepamos ubicar cual pertenece a qué sitio.
Aunque usemos contraseñas netamente funcionales, seguro que alguna de tus contraseñas significa algo especial para ti
Incluso (ojalá estés de acuerdo con esto) si el sistema en el que introducimos por vez primera la contraseña no nos la admite y nos dice que combinemos caracteres en mayúscula con caracteres en minúscula y algún número, la sensación emocional que tendremos será mucho menos intensa que si pudiéramos usar la original.
Ese mandato por parte de dicha plataforma actúa como un agente del orden y nos desagrada tener que manipular la contraseña original por una al estilo que nos solicitan.
Historias y más historias en la era de las historias. Una palabra inspirada en una historia, qué incluso adjudicamos muchas veces de forma irracional, para abrirnos la puerta de otras historias.
Ahora, que seguro posees muchas contraseñas para todo, es hora de echar un vistazo a todas ellas y analizarlas. Seguro que son capaces de decirte muchas cosas de ti mismo de las que en estos momentos ni siquiera eres consciente.
Curiosea. Descubre. Sorpréndete.
Photo credit: Korry Benneth