Hoy tengo el privilegio de contar como invitada al blog con Eva Bárcena, alguien a quien admiro mucho, que nos habla de The Miscake, o cuando el fracaso pasa mejor con chocolate.
Eva Bárcena es periodista y actualmente trabaja como Media Manager en ESIC Business & Marketing School, tras pasar por medios como ABC, El Confidencial o El Comercio.
Graduada en Periodismo por la Universidad Complutense, Máster en Periodismo de ABC y Máster en Marketing Digital y e-commerce por EAE Business School, es habitual encontrarla con los dedos manchados de tinta hablando de cualquier cosa curiosa que haya leído en algún periódico.
¡Gracias Eva por querer estar en el blog, me hace especial ilusión contar con tu criterio!
The Miscake, o cuando el fracaso pasa mejor con chocolate
Mi madre es una gran mujer. Qué voy a decir, es mi madre. Entre otras tantas cosas, me enseñó a no ser rencorosa.
Pero casi tres décadas después, sigo pensando que mi primer fracaso fue, en parte, por su culpa.
Aunque no acostumbro a mirar mucho al pasado, recuerdo perfectamente la primera vez que no conseguí mi objetivo.
Estaba en primero o segundo de Infantil, y la noche anterior mi madre me había cortado las uñas de las manos.
Esa mañana, la tarea encomendada por la profesora era rellenar un dibujo de una fresa con pequeños recortes de pegatina roja y verde.
Ay de mí, que era esa niña repelente que gritaba “¡Terminé!” antes que nadie, cuando me vi totalmente incapaz de separar las dos partes de la pegatina (la utilizable del papel que la sostiene) por la falta de uñas.
Llegó la hora del recreo y ahí estaba yo, con mi fresa a medias.
Todos mis compañeros salieron al patio a jugar, pero mi profesora me avisó que hasta que no terminase la tarea, no tenía permiso para levantarme del asiento.
Es la primera vez que recuerdo que lloré de frustración. Y probablemente, la primera vez que me enfadé con mi madre.
Hacerse cargo de los fracasos personales sin buscar culpables es difícil, más en una sociedad que admira el éxito y se aleja del error.
En general, no hay un ámbito en el que quedarse por el camino esté bien visto. La competitividad es extrema, incluso con nosotros mismos, para conseguir los objetivos que sean.
Pero, siendo sinceros, ¿cuántas veces fracasamos al día?
El éxito del error
En los últimos tiempos, el fracaso ha pasado de ser esa muesca que ocultamos en el cv, a nuestras parejas y amistades, a estar en boca de todos.
El famoso “no te fíes de un empresario que no se ha caído tres veces” estadounidense ha cruzado el charco y parece que los errores son ya algo de lo que presumir.
La falta nos humaniza, y por eso la celebramos.
Por eso, varias pastelerías (tanto en España como en el extranjero) han creado “el pastel para celebrar dramas y errores”.
Una tarta de chocolate, The Miscake, creada para ser consumida cuando algo sale mal.
Porque cualquier momento es bueno, y cualquier momento malo, también.
The Miscake no es solo un dulce con el que pasar el mal trago. Es todo un ritual con el que dejar atrás el mal momento. Y puede que ahí resida su valor diferencial.
Si algo hemos aprendido en las películas es que, cuando todo sale mal, hay que abrir una tarrina gigante de helado (preferiblemente Ben&Jerrys), servirse una copa de vino tinto (hasta arriba, para disgusto de los entendidos) o darse al chocolate.
Entonces, ¿cómo diferenciar un producto creado exclusivamente para mejorar un día torcido?
Pues con su naming, un packaging especial y unas instrucciones específicas para consumirlo. Todo ello, por cierto, altamente instagrameable.
No es habitual que alguien se levante por las mañanas pensando “a ver en qué voy a meter la pata hoy”.
Pero con semejante propuesta a mano, quizá un pequeño tropezón sea la excusa perfecta para volver a casa con un Miscake que nos ayude a endulzar el trago amargo.
Photo credit: TM
