Hoy os traigo una reflexión sobre un concepto del que se habla mucho en los últimos tiempos y que merece toda la atención del mundo: Tu marca personal no es ninguna moda, sino una realidad.
Nunca antes en la historia de la humanidad habíamos vivido en un mundo tan competitivo como el actual. Los motivos son muchos, pero principalmente nos quedamos con dos.
El primero, somos muchos en el planeta compitiendo por las mismas cosas en diferentes segmentos. El segundo, hoy tenemos la suerte de poder disponer de nuestro propio medio de comunicación sin depender de nadie más, gracias a internet y a la tecnología.
Te cuento un secreto: No esperes que nunca nadie haga nada por ti. Este es un post anterior que te recomiendo leer. Seguro que refuerza la idea que te estoy intentando transmitir.
Lo queramos o no, tenemos una marca que defender, que trabajar, que posicionar, que proyectar y que definir. La nuestra, la de nuestra persona. Si, esa que un día nuestros padres decidieron darnos gratis.
En mis clases de postgrado en marketing, sea la asignatura que sea, siempre hago hincapié en este sentido. Qué suerte tenemos de poder trabajar para nuestra propia marca personal.
Unos lo entienden y se enamoran del concepto al instante. Otros piensan que esto es una tontería y una pérdida de tiempo. Respeto para todas las opiniones. Solo intento hacerles ver que allí mismo, en aquella sesión, tienen a sus principales competidores junto a ellos: sus propios compañeros.
Si de todos ellos alguno trabaja su marca personal se nota y mucho. ¿Acaso pretendemos trabajar para cualquier marca sin dedicar tiempo a la nuestra? ¿No sería esto un contrasentido?
La marca personal no es ninguna moda, es una realidad y nadie hará nada por tu marca, nadie más que tu mismo. Eso si, cuesta un esfuerzo considerable, pero como todo en la vida es cuestión de actitud.
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