Hoy os traigo un nuevo ejemplo para la sección de productos singulares: Vodquila, la fusión entre el vodka y el tequila.
Estamos ante un evidente caso de combinación, con dos bebidas emblemáticas y representativas de dos países como México y Rusia.
Con una sorprendente mezcla en origen con sus justas proporciones, estas dos bebidas han demostrado funcionar a la perfección.
La historia de Vodquila se origina cuando un padre y una hija, realizando sus propias mezclas de tequila y vodka, llegaron a descubrir un perfecto equilibrio en la combinación para crear una bebida diferente, sorprendente y comercializable.
Chander Arora y su hija Nina, destilan hasta en seis ocasiones el vodka y tras ello lo mezclan con un un tequila con plantas de agave puro azul, que se destila en los Altos de Jalisco.
Su sabor tan limpio y su gran aroma se logra mezclando estas dos bebidas en pequeñas cubas, maceradas juntas a una temperatura alta para conseguir una mezcla perfecta.
Como podemos observar, el naming del producto llega con la sencilla fusión de las palabras vodka y tequila, llegando a crear el concepto Vodquila.
Estas dos bebidas con gran personalidad por separado suponían todo un reto para unirlas, pero alcanzando una destilación adecuada sus creadores dieron con una mezcla suave y audaz para ser disfrutada.
Sin duda, este es uno de esos ejemplos que con claridad consigue segmentar emocionalmente al público, ya que o amas el producto o lo odias.
Vodquila es un híbrido que desafía las conocidas consecuencias de mezclar dos bebidas alcohólicas fuertes, pero lo cierto es que esta bebida ha alcanzado varios reconocimientos internacionales.
Seguramente, esta propuesta de mercado es capaz de inspirar otras tantas posibilidades de mezcla entre bebidas conocidas que puedan dar lugar a una nueva identidad en forma de producto.
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