Iniciamos una nueva serie de posts en los que vamos a exponer el Caso Starbucks (parte 1): Lecciones de su estrategia de marca. Starbucks, es la cadena de café más grande del mundo y cuenta con una singular estrategia de marca para comercializar sus productos. El café más famoso es apreciado por la refinada experiencia del cliente con una variedad de opciones de productos para elegir.
El posicionamiento de la marca Starbucks está fundamentado en su cultura cafetera, que se proyecta en una estética muy particular y tiendas minoristas alrededor de todo el mundo. La marca conoce sus ventajas competitivas perfectamente, que son determinantes para lograr diferenciarse de sus competidores.
La marca es sinónimo de calidad, cuidado y confianza, habiendo logrado crear una conexión humana con sus clientes. Las expectativas de los consumidores cuando visitan una tienda Starbucks pasan por un sabor de café personalizado de alta calidad, además de un servicio cercano en un ambiente acogedor.
En Starbucks, los detalles marcan la diferencia
Para establecer este nivel de confianza entre su público objetivo, la marca trabaja cada detalle a conciencia. El seguimiento cualitativo del producto es clave, por lo que lleva a cabo un rígido control de calidad a lo largo de toda la cadena de suministro. Cada tipo de café es probado para verificar su idoneidad antes de que llegue a sus puntos de venta.
Los equipos de evaluadores prueban muestras de tostadores, envasadores, distribuidores y establecimientos minoristas para garantizar este proceso. Además, cuidan por que se desarrolle un servicio de atención al cliente excelente para generar satisfacción y fidelización.
Pero ¿y si te digo que esa no es la razón de su éxito? Si quieres descubrirla te invito a leer el siguiente post de la serie dedicada a esta icónica marca.
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