Si hay algo retador en marketing es saber cómo captar el interés del publico infantil en frutas y verduras. Muchos pequeños rechazan de pleno consumir frutas y verduras. Quizás porque los padres no sabemos inculcarles este hábito (hay quien si) o quizás porque existen muchos sustitutivos más golosos. Pueden haber otros motivos, como el sabor o la textura. Al fin y al cabo, para muchas familias es un quebradero de cabeza.
Un ejemplo creativo de enfoque al publico infantil en frutas y verduras
Nos remontamos al mes de junio de 2018. El supermercado belga Delhaize planteó una estrategia creativa muy interesante. Esta estrategia consistió en cambiar los nombres de sus frutas y verduras para animar a más niños a comerlas. Entre algunos cambios, podemos destacar que las zanahorias se convirtieron en cohetes naranjas. Los calabacines se convirtieron en murciélagos troll. Y así ocurrió con otras frutas y verduras.
¿El resultado? Un crecimiento de las ventas del 151%. Sorprendente, a la vez que evidente. Una acción tan simple como esta, funciona. Está claro que no es algo perenne, ya que no es algo recurrente (los niños se cansarían del mismo concepto). Pero la creatividad nos da la oportunidad de que una vez hemos logrado impactar, podemos volver a hacerlo.
“La creatividad es la última ventaja injusta que legalmente se nos permite tomar sobre nuestros competidores” – Bill Bernbach
La clave es cambiar el foco: en lugar de pensar en el consumo, pensar en el juego y la competitividad
Como casi siempre en marketing, se trata de hacer protagonista al consumidor. En este caso, tenemos dos perfiles: los compradores y los usuarios. Ambos son importantes para ser protagonistas. Los padres son quienes realizan toman la decisión final y realizan la compra. Por su parte, los niños son quienes influencian la compra (o la no compra) y son el objeto retador del consumo.
Por un lado, debemos ponérselo fácil a los padres, acompañando el producto (frutas y/o verduras) acompañadas de elementos que les permitan margen de maniobra. Juegos creativos sencillos para interactuar, elementos que permitan divertirse o recetas que incorporen alguna construcción en forma de figuras son algunos ejemplos.
La clave es generar un nexo de unión entre ambas partes para que los niños no interpreten un consumo forzoso y los padres tengan la expectativa de que de este modo podrán intentarlo. Además, si conseguimos que todo ello se extrapole a otras familias del entorno cercano a través del boca a boca será genial. ¿A qué padres no apetecerá contar su «caso de éxito» con sus niños? ¿A qué niños no apetecerá compartir con sus amigos su experiencia?
Pensemos y actuemos. Los retos son algo maravilloso.
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