Finalizamos con este post, por el momento, la serie dedicada a conceptos de tendencia en el nuevo consumidor: Pull.
Como en el caso del post anterior (push), estamos ante otro anglicismo muy implantado en nuestro idioma castellano.
El término tiene mucho uso en marketing y comunicación, al igual que vimos en el caso del concepto push.
En este post anterior que te invito a consultar ya hablamos sobre el concepto de las estrategias push y pull (clic aquí para acceder).
En el entorno empresa, definimos pull como aquel planteamiento en el que una marca contempla acciones enfocadas a comunicar y no tanto a “presionar” al consumidor.
Las estrategias pull son sugerentes
Es decir, en este caso (a diferencia de las estrategias push) no se «empuja, presiona o golpea» para que se adquiera determinado producto o servicio.
Las marcas ya consolidadas (aquellas que cuentan con un buen posicionamiento) suelen acudir a este tipo de estrategias.
Es lógico. Estas marcas no tienen la necesidad de empujar al consumidor. En este caso, es más bien el consumidor quien las busca y elige.
Por tanto, las estrategias pull se fundamentan principalmente en la comunicación. De este modo intentan cumplir el objetivo de sugerir su producto o servicio al consumidor.
Pull significa tirar hacia ti. Por ello, estas estrategias buscan la atracción del consumidor hacia la marca.
Es importante que el enfoque es hacia el cliente o consumidor final. Al contrario de lo que ocurre en el caso de las estrategias push, se proyecta un sentido ascendente.
Acciones como la comunicación persuasiva en un blog, organizar eventos informativos y demostrativos, preparar un desayuno de trabo o realizar una acción de marketing de guerrilla son buenos ejemplos de pull.
En definitiva, las estrategias pull seducen al consumidor potencial de manera sutil y elegante.
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