Segunda entrada de la serie dedicada a los ODS, en la que estamos viendo de manera individual en qué consisten. Tras el ODS 1, Fin de la pobreza, es turno del Objetivo de Desarrollo Sostenible 2: Hambre cero.
Al igual que en el caso del ODS anterior, tras algunas décadas de caída constante, el número de personas que padecen hambre comenzó a crecer de manera paulatina en 2015. Este indicador se mide vía prevalencia de desnutrición. En la actualidad, las actuales apuntan a que casi 700 millones de personas en el mundo padecen hambre. Esto significa, aproximadamente, el 9% de la población mundial. A su vez, esto implica un aumento de unos 10 millones de personas en un año y de unos 60 millones en cinco años.
El mundo, visto así, no está preparado para alcanzar el objetivo de hambre cero para 2030. Si todo continúa así, las previsiones proyectan que el número de personas afectadas por el hambre superará los 840 millones de personas en 2030.
Objetivo de Desarrollo Sostenible 2: Hambre cero
Según el Programa Mundial de Alimentos, aproximadamente 135 millones de personas padecen hambre severa. Una gran parte de este drama se debe a los conflictos causados por los seres humanos, el cambio climático y las recesiones económicas. En este sentido, como vimos en el ODS anterior, la pandemia originada por el coronavirus podría duplicar esa cifra y disparar todo.
Serían entonces, según las estimaciones, más de 250 millones de personas las que podrían hallarse al borde de la hambruna. Por ello, urge actuar lo más rápido posible para poder proporcionar alimentos y ayuda humanitaria a las zonas con mayor nivel de riesgo.
Al mismo tiempo, es necesario desarrollar urgentemente un intenso cambio en el sistema agroalimentario mundial. El aumento de la productividad agrícola y la producción alimentaria sostenible son clave para ayudar a aliviar los riesgos del hambre.
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