Cuarta entrada de la serie dedicada a los ODS, en la que estamos viendo de manera individual en qué consisten. Tras el ODS 3, Salud y bienestar, es turno del Objetivo de Desarrollo Sostenible: Educación de calidad.
La educación permite que los niveles socioeconómicos puedan crecer. Sin duda, es un activo trascendental para salir de la pobreza. Durante la última década, se han logrado importante avances en cuanto al aumento del acceso a la educación. Las tasas de matriculación en las escuelas, en todos los niveles, especialmente para las niñas, se han incrementado.
Pero, alrededor de 260 millones de niños, aún se encontraban fuera del ámbito escolar en 2018. Esto representa, aproximadamente, una quinta parte de la población mundial de ese grupo de edad. Además, más de la mitad de todos los niños y adolescentes del mundo no están alcanzando los estándares mínimos de competencia en lectura y matemáticas.
Objetivo de Desarrollo Sostenible 4: Educación de calidad
En 2020, con el avance y propagación de la pandemia del coronavirus por todo el planeta, la mayor parte de los países anunciaron el cierre temporal de las escuelas. Este hecho insólito afectó a más del 91% de los estudiantes a nivel internacional. En abril de 2020, aproximadamente 1.600 millones de niños y jóvenes estaban fuera del ámbito escolar. De igual manera, casi 369 millones de niños que dependen de los comedores escolares tuvieron que buscar otras fuentes de nutrición diaria.
Nunca antes habían estado tantos niños fuera de la escuela al mismo tiempo. Este panorama ha alterado su aprendizaje y ha cambiado drásticamente sus vidas. En especial, las de los niños más vulnerables y marginados. La pandemia a nivel mundial tiene graves consecuencias que pueden poner en peligro los avances que tanto han costado de lograr a la hora de mejorar la educación en el mundo.
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