Hoy arranco una serie de 5 post que están relacionados con los sentidos y para abrir boca el sentido protagonista es la vista, con este post que se titula Observar como estrategia de marketing.
Primero hagamos una diferenciación: observar no es lo mismo que mirar, ni tampoco es lo mismo que ver. ¿Vemos las diferencias?
- Ver: sería un acto intrínseco a nuestra propia conciencia, vemos el entorno y nos damos cuenta de dónde estamos, percibiendo con la vista gracias a nuestros ojos y al modo en que la luz se refleja en los objetos
- Mirar: cuando miramos estamos dirigiendo la vista hacia un objeto o foco particular y específico
- Observar: aquí pasamos a un estado superior, en el que examinamos con atención para seguramente emitir un juicio o prejuicio fundamentado en varios motivos (nuestro nivel racional, nuestro nivel emocional, nuestra experiencia previa con ese foco en particular, etc.)
Dicen que Edgar Allan Poe citó esta frase que viene perfecta para cerrar estas diferencias: «Observar atentamente es recordar distintamente«.
Cuando observamos estamos adoptando una predisposición a interpretar diferente
Esto provoca que nuestra imaginación despierte y saboree la información recibida a través de nuestros sensores visuales, comenzando a sucederse maravillosas conexiones con el resto de nuestros sentidos.
Para observar hay que querer hacerlo de verdad. Me explico. Es una habilidad personal que requiere paciencia, silencio y atención. Implica que podamos empezar a escuchar (que es diferente de oír, como veremos en el próximo post).
La observación nos aporta una buena dosis de planteamientos creativos, pues a veces tenemos delante de nuestros ojos retos increíbles, que vemos, miramos pero no observamos. Simplemente por esto, para mí observar ya es un arte. Aprender a observar es complicado, no creas.
Para cerrar, decir que la observación nos hace pensar y pensando empezamos a entender todo lo que nos rodea. Está todo por descubrir. Está todo por hacer. Observa y crea.
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