Os traigo un nuevo y sorprendente ejemplo para la sección de productos singulares: Cosmik, helado liofilizado que no se derrite.
Gracias a un proceso denominado liofilización, se extrae el agua que contiene este singular producto en una cámara de vacío, para una vez procesado congelarlo y segmentarlo en porciones.
Su composición es orgánica y está elaborado de forma artesanal, además de ser una pasada porque no necesita frío para ser transportado, por lo que podemos llevarlo con nosotros a donde queramos.
Su inventor ha sido Robert Collignon, un norteamericano inquieto que dejó sus labores publicitarias por otra vida radicalmente distinta que ha dado sus frutos en este tipo de helado.
Si nos preguntamos por su sabor o por su textura, podemos asegurar que son como los de los clásicos helados que conocemos, no exento de densidad y cremosidad, pero sabiendo algo que lo diferencia de los demás: que no se derrite.
Su nombre, Cosmik, tiene como origen el sueño de Robert Collignon de que los astronautas puedan llevar el producto y su marca al espacio. Curioso.
El coste de Cosmik es de 6 euros por tableta y de momento ofrece 4 sabores que no contienen elementos añadidos, que son menta con trozos de chocolate, mantequilla de cacahuete con trozos de chocolate, nata con galletas y chocolate mexicano.
Tienen un punto especial en cuanto a su sabor y es que incorporan una pizca de sal marina para hacer de la experiencia algo todavía más particular si cabe.
Este tipo de propuestas de mercado me gustan, porque niegan lo evidente. Me recuerda a otros ejemplos como este de Siemens, con su sugerente «lavadora que no lava», que podéis descubrir en este post del blog de Paco Lorente titulado «Marketing Lateral: Lavadora que no lava«.
Esta es, sin duda, una manera de provocar la curiosidad en el consumidor actual.
Photo credit: CH
