Capítulo 15 de un libro maravilloso. Corto, intenso, provocador. Así es cada uno de estos capítulos. Hablemos sobre El Principito y su magia aplicada al marketing (16).
Un nuevo planeta nos descubre a un nuevo personaje: el geógrafo. En parte, con similitudes al personaje del capítulo anterior, el farolero, pero en este caso con otra perspectiva.
El geógrafo se define a sí mismo como un sabio que conoce dónde se encuentran los mares, los ríos, las ciudades, las montañas y los desiertos.
Pero es un personaje que no sale de su lugar de trabajo. Solo recibe la información que los exploradores le facilitan, por lo que ha de creer todo lo que le cuentan, ya que no es capaz de comprobarlo por si mismo. ¿De qué sirve esto?
La situación me recuerda a quiénes trabajan en un departamento de marketing o son profesionales independientes del marketing y no salen de su lugar de trabajo, cuando precisamente el marketing requiere de todo lo contrario.
Las novedades no están en tu oficina
Puede que encuentres alguna tendencia en tu oficina, pero no te darás cuenta. Verás las modas en tu oficina, pero ya será demasiado tarde. El comienzo de un nuevo proceso de este tipo, tampoco.
Te recomiendo leer este post anterior en el que hablo de la diferencia entre estos 3 conceptos fundamentales en el marketing: Diferencia entre novedad, tendencia y moda.
El marketero es un puro explorador, que a su vez debe saber interpretar aquello que descubre. Digamos que fusionaría los perfiles de geógrafo y de explorador, siempre bajo mi punto de vista.
Ahora bien, el papel de geógrafo al tenerlo internamente asumido se convierte también en dinámico, lo que significará que en cualquier lugar, momento y situación sabrá intuir lo que sucede.
Además, no solo prestará atención a los datos cuantitativos (que también), sino que tendrá una especial delicadeza en los datos cualitativos, aquellos que son más difíciles de descubrir.
El capítulo acaba hablando de la delicadeza de una flor, de esa flor que nos acompaña durante el libro. Una vez más, la eterna lucha entre la razón y la emoción, la cantidad y la calidad. Esa flor.
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