Capítulo 24 de un libro maravilloso. Corto, intenso, provocador. Así es cada uno de estos capítulos. Hablemos sobre El Principito y su magia aplicada al marketing (25).
Lo que embellece a un desierto es que esconde un pozo en cualquier parte… Lo más importante es invisible… Con frases como estas nos sorprende este capítulo, que ya va intuyendo el final de la historia.
Creer que lo conseguirás es la clave del éxito. Creer, nada más que eso. Hoy alguien me dio una lección sobre eso, aunque no viniera precisamente porque yo no crea en lo que hago. Cosas de malinterpretar lo que se dice, del atrevimiento de la ignorancia, de la mala educación y de la soberbia.
A veces, caminamos por el desierto. El desierto es un panorama a priori aterrador. Supone o representa un espacio o entorno complicado, complejo y hostil. Pero, como dicen las frases con las que hemos arrancado el post, el desierto esconde lo bello a los ojos de quien lo mira, pues lo más importante es invisible.
Podemos tener delante de nuestras narices la esencia de lo que buscamos y no verlo
Simplemente porque estamos prestando la atención a aquello que no lo merece. Cuestión de enfoque.
Quizás, nos han enseñado desde pequeño a ello, pues normalmente solemos aplicar un pensamiento deductivo a las situaciones que nos vamos encontrando por el camino. Por este motivo precisamente adoro el pensamiento lateral y su alto componente inductivo.
Deducir es lo habitual: esto sirve para esto. Inducir nos genera incertidumbre, nos da pereza y nos provoca rechazo. Pero inducir significa no conformarse, creer.
Mirar donde nadie mira, caminar por donde nadie camina o simplemente escuchar cuando todos hablan te pueden hacer encontrar ese tesoro escondido en el desierto. Esto en el mundo del marketing es fundamental.
Photo credit: Francisco Torreblanca
