Continuamos con la serie de post en los que estamos visualizando estímulos. En esta ocasión es el turno para estímulos y su influencia en la estrategia de marketing: Incondicionados.
Este tipo de estímulo provoca una respuesta natural o incondicionada sin que sea necesario un condicionamiento previo. Por ejemplo, si caminamos por un bosque en solitario y escuchamos el ruido de una rama que cruje detrás de nosotros tendremos seguramente una respuesta en forma de alerta que nos origina un buen susto.
Por tanto, podríamos hablar de que los estímulos incondicionados son aquellos estímulos no aprendido que provocan una respuesta de forma natural.
Es decir, se trata de cualquier estímulo que provoca de forma regular una respuesta no aprendida o innata, ya que el individuo que lo siente no puede controlar la respuesta al mismo al producirse como un acto reflejo.
Me resulta súper interesante pensar en los estímulos incondicionados a la hora de diseñar planteamientos marketinianos, pero más aún si se ejecuta una secuencia en la que participen también además los estímulos condicionados.
Veamos algunos ejemplos clásicos:
- El famoso perro de Pavlov, al que presentan la comida (estimulo incondicionado) junto al sonido de una campana (estímulo condicionado) lo que provoca su salivación (respuesta incondicionada), por lo que al cabo de varias repeticiones, al presentar la campana sin la comida ya saliva (respuesta condicionada).
- Si a un chico le gusta una chica (estímulo incondicionado) que siempre usa un perfume determinado (estímulo condicionado) y cuando la ve se pone muy alterado (respuesta incondicionada). Si en alguna ocasión en algún lugar determinado huele a ese perfume se puede alterar aunque sepa que no es ella quien lo lleva (respuesta condicionada).
Dados estos planteamientos, es tu turno. Seguro que puedes proponer alguna secuencia de gran interés para tu marca basada en este tipo de estímulos.
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