Novena entrada de la serie dedicada a los ODS, en la que estamos viendo de manera individual en qué consisten. Tras el ODS 8, Trabajo decente y crecimiento, es turno del Objetivo de Desarrollo Sostenible: Industria, innovación e infraestructura.
La industrialización inclusiva y sostenible, junto a innovación e infraestructura, pueden dar rienda suelta a las fuerzas económicas dinámicas y competitivas que generan el empleo y los ingresos. Estas desempeñan un papel fundamental a la hora de introducir y promover nuevas tecnologías, facilitar el comercio internacional y permitir el uso eficiente de los recursos.
Pero, todavía queda un largo camino que recorrer para que el mundo pueda aprovechar al máximo este potencial. En especial, los países menos desarrollados necesitan acelerar el desarrollo de sus sectores manufactureros si quieren lograr la meta de 2030 y aumentar la inversión en investigación e innovación científicas.
Objetivo de Desarrollo Sostenible 9: Industria, innovación e infraestructura
El crecimiento de las manufacturas a nivel mundial ha ido decreciendo de manera constante. Incluso antes de la llegada de la pandemia del coronavirus. La pandemia está afectando gravemente a este tipo de industrias, lo que está originando alteraciones en las cadenas de valor a nivel internacional y en el suministro de productos.
La innovación y el progreso tecnológico son claves para descubrir soluciones duraderas para los desafíos económicos y medioambientales. Entre ellos, podemos destacar el aumento de la eficiencia energética y de recursos. A nivel mundial, la inversión en investigación y desarrollo (I+D), como porcentaje del PIB, ha aumentado de un 1,5% en 2000 a un 1,7% en 2015. En 2017 se mantuvo aproximadamente en los mismos niveles. Pero, por contra, en las regiones en desarrollo fue inferior al 1%.
En términos de infraestructura de comunicaciones, más de la mitad de la población mundial está ahora conectada. Casi toda la población global vive en un área con cobertura de red móvil. Se estima que, en 2019, el 96,5% de la población tenía cobertura de red, como mínimo, 2G.
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