Nueva serie de post en la que vamos a hablar sobre el denominado sprint de estrategia de marca en 5 fases. Comenzamos en este post con la primera de ellas, citando un concepto clave como es el ADN de la marca.
El término sprint es el nombre que recibe cada uno de los ciclos o iteraciones que tenemos dentro de un proyecto relacionado con la metodología Scrum.
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Para conocer nuestra marca debemos contar con una perspectiva
Pocos conceptos llegan a ser tan potentes como el ADN, siendo tan corto y significando tanto. Conocer el ADN de nuestra marca y saber proyectarlo nos empuja hacia la diferenciación. Una marca con ADN siempre logra su objetivo, ya que es capaz de ser identificada por su público objetivo gracias a algún atributo concreto.
Para obtener este distintivo, debemos hacernos algunas preguntas, que forman parte de este primer sprint:
¿Qué productos o servicios físicos ofrecemos a nuestros clientes?
Aquí tenemos una declaración simple y directa sobre lo que ofrecemos al mercado.
Ejemplo: ‘Somos especialistas en textiles ignífugos’.
¿Cuáles son los problemas que resolvemos a nuestros clientes?
Esta es una pregunta que muchas veces pasamos por alto, pero que resulta vital en todo el proceso, ya que nos responde a varios por qués.
Ejemplo: ‘Evitamos que sufran malentendidos en sus procesos’
¿Logramos ahorrar tiempo a nuestros clientes?
Esta pregunta nos hace pensar en la promesa de la marca, un concepto fundamental en la estrategia de branding.
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Trabajando estas y algunas otras preguntas, podemos construir este concepto que debe ser asimilado por todos los componentes de la organización. Una vez logrado esto, es momento de proyectar las bondades del ADN de la marca en la comunicación externa.
En el siguiente post, hablaremos sobre el segundo sprint, que está referido a la visión. Sin duda, otro concepto estratégico clave para cualquier marca.
Photo credit: Chiara Caldarola
