Hoy, para celebrar mi post número 1.200 consecutivo diario, os traigo un nuevo ejemplo para la sección técnicas de creatividad: el método de las caminatas reflexivas.
Me gusta mucho esta actividad para momentos concretos, por lo que voy a intentar enfocarla para darle todo el sentido del mundo.
Las caminatas reflexivas consisten en darse una vuelta por cualquier lugar, exterior (muy nutritivo, por ejemplo por cualquier calle) o interior (puede que muy sorprendente, por ejemplo por cualquier estancia de tu casa).
Por ejemplo, para generar creatividad espontánea, es decir, aquella que surge de manera natural y que puede ayudarnos para algo en concreto sin haber estado previsto.
Las caminatas reflexivas son geniales para estimular la mente en esos momentos en los que vamos de un lugar a otro, siendo una gran oportunidad para nosotros.
Por ejemplo, si debemos ir a hacer una visita a un cliente, podemos hacerlo con tiempo suficiente y aprovechar el trayecto para realizarlo por otro camino no habitual al que normalmente solemos escoger.
Como ya hemos hablado en otros post del blog, este hecho provocará que recojamos algún insight inesperado, nos desplazamos de la forma que nos desplacemos, es decir, andando, en coche, etc.
Si estamos en la oficina y hacemos pausas para relajar un poco la mente y el cuerpo (totalmente recomendables cada cierto tiempo), salir a la calle o dar una vuelta por el interior de las instalaciones puede darnos igualmente mucho juego, siempre que intentemos no caer en la rutina de dirigirnos al mismo lugar de siempre.
En medio de un reto creativo, hacer estas pausas y aprovechar para descubrir o redescubrir nuestro microentorno nos dará seguramente inputs de información realmente jugosos.
Recuerda que lo esencial es invisible a los ojos y que a veces tenemos delante de nosotros o realmente cerca soluciones realmente espectaculares.
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