Duodécimo post de la serie dedicada a Frases de Mark Twain enfocadas al marketing (12). En esta ocasión, la frase que he seleccionado es:
«Mil excusas y ni una buena razón»
Cualquier excusa es buena. Los seres humanos acudimos a este hábito de forma fácil y constante, prácticamente a diario. Las excusas nos permiten sentirnos menos culpables o responsables. También nos ayudan sobremanera en aquellas situaciones que nos pueden sobrepasar.
Sin duda, la excusa actúa como una especie de autoengaño que nos ayuda parcialmente a guardar nuestra autoestima o al menos la imagen que pensamos que emitimos hacia los demás. Cuando sentimos cierta amenaza antes algo, la excusa es un reclamo inmediato y tenemos miles de ellas.
Hasta el menos creativo de nosotros es capaz de inventar en milésimas de segundo cualquier excusa. Unas veces lo hacemos siendo plenamente conscientes, si tenemos tiempo para pensar y en otras ocasiones lo hacemos de forma inesperada, por lo que el componente irracional juega un rol determinante.
Mil excusas y ni una buena razón. La excusa puede conducirnos a la mentira. Nuestra mente puede engañar al cerebro, pero lo que es realmente complicado es engañar a nuestras expresiones corporales, es decir, a nuestra comunicación no verbal.
Dicen que aquellas personas que no utilizan las excusas poseen una grandiosa preparación para asumir las consecuencias de todo cuanto hacen o dicen.
Por contra, quien utiliza de forma habitual las excusas consume una gran cantidad de energía, ya que ha de estar siempre pendiente de no perder la coherencia entre lo dicho y lo hecho.
Parece evidente que quienes utilizan constantemente las excusas poseen un perfil ciertamente pesimista, mientras quienes no las utilizan seguramente tengan un perfil más optimista. Esta característica es muy interesante dentro del mundo del marketing.
Para finalizar, recuerda esta frase para pensar sobre tu marca personal: «Quien quiere hacer algo encuentra un medio, quien no quiere hacer algo encuentra una excusa”.
Photo credit: Isabelita Pul
